MUSEO DE LA TORTURA Y PENA CAPITAL
LOS APARATOS PARA TORTURAR
Estos artefactos tenían como finalidad infligir un largo
tormento, que no necesariamente debía culminar con la muerte de la persona,
aunque a veces ello ocurriera por la severa infección de las heridas
ocasionadas o como consecuencia lógica y natural de la tortura.
INSTRUMENTOS DE PENA CAPITAL
Su función única era la eliminación de la víctima,
generalmente después de un doloroso tormento.
INSTRUMENTOS DE TORTURA CONTRA MUJERES
Decidirnos hacer una categoría especial porque los archivos
europeos demuestran que durante tres siglos y medio, alrededor del 85% de las
víctimas de tortura y de muerte en la hoguera fueron mujeres. Acusadas de
brujas o de diferentes crímenes se diseñaron aparatos para ser utilizados
contra las féminas.
ABLACIÓN DE LOS PIES CON FUEGO
Si el hereje no se convertía a la verdadera fe, de los
tobillos hacía abajo no le quedaban más que muñones de huesos carbonizados. A
continuación se proseguía con las manos.
De este modo los frailes dominicos, grandes cazadores de
herejes, encontraron su forma de ser útiles.
EL ANILLO AUTO MORTIFICANTE
Este ingenio se utilizaba para impedir la erección del
órgano genital masculino mediante las púas dispuestas por el lado interior.
A diferencia del cinturón de castidad femenino, que era una
forma de humillación impuesta para asegurar la fidelidad conyugal, y más a
menudo, impuesta por el terror a sufrir actos de violencia carnal, el anillo
auto mortificante era una forma de sufrimiento que el hombre, generalmente el
religioso, se imponía voluntariamente para intentar alcanzar un estado de
perfeccionamiento lento moral o espiritual.
La necesidad de mortificación era una de las enseñanzas más
recurrentes en la religión cristiana, como freno a la concupiscencia y como
libre adhesión al sufrimiento redentor de Jesucristo: la salvación del alma a
través de la mortificación de la carne. Preocupados por imitar la pasión de
Cristo y por alejar las tentaciones pecaminosas de la "carne", los
religiosos se infligían numerosas formas de suplicio tales como el cilicio, el
collar claveteado, el cinturón de espinas o la autoflagelación.
EL APLASTA CABEZAS
VENECIANO, 1500-1700.
Los aplasta cabezas, de lo que se tienen noticias ya en la
Edad Media, gozan de la estima de las autoridades de buena parte del mundo
actual. La barbilla de la víctima se coloca en la barra inferior y el casquete
es empujado, hacia abajo por el tornillo.
Cualquier comentario parece superfluo. Primero se destrozan
los alvéolos dentarios, después las mandíbulas. hasta que el cerebro se escurre
por la cavidad de los ojos y entre los fragmentos del cráneo.
Aunque hoy en día ya no sean instrumentos de pena capital,
los aplasta cabezas todavía se usan para interrogatorios. El casquete y la
barra inferior actuales están recubiertos de material blando que no dejan
marcas sobre la víctima.
EL APLASTA PULGARES
EUROPA EN GENERAL,
Simple y muy eficaz, el aplastamiento de los nudillos,
falanges y uñas es una de las torturas más antiguas. Los resultados, en
términos de dolor infligido con relación al esfuerzo realizado y al tiempo
consumido, son altamente satisfactorios desde el punto de vista del torturador,
sobre todo cuando se carece de instrumentos complicados y costosos.
En el aparato veneciano con tres barras horizontales pueden
introducirse dos pulgares y cuatro dedos, pero es tosco comparado con el
instrumento austriaco que lo acompaña en la vitrina.
Una obra de arte en su género, este último está realizado
según exigentes criterios técnicos y se corresponde en todos los detalles con
las normas especificadas en la "Constitutio Criminalis Theresiana",
el anacrónico códice promulgado por la emperatriz Ma. Teresa para
procedimientos y torturas inquisitoriales publicado en Viena en 1769, época en
la cual la tortura había sido abolida hacía décadas en Inglaterra, Prusia,
Toscana y algunos principados menores (en Toscana se había abolido incluso la
pena de muerte por primera vez en Europa). Esta normativa imponía a todos los
jueces de la corona austriaca el someter a cualquier acusado que no quisiera
confesar por propia voluntad a las "peinliche Fragenn'', las preguntas
dolorosas", es decir a extraer una confesión Mediante una serie de
torturas que eran descritas e ilustradas con preciso racionalismo científico,
hasta los mininos detalles, incluidos el grosor de cuerdas , el número de
eslabones de las cadenas, la longitud de clavos y tornillos, los grados de
mutilación permanente permitidos para diferentes grados de acusaciones. Los
grabados adjuntos así como los de LA GARRUCHA o PÉNDULO y EL POTRO EN ESCALERA
proceden de una serie de cuarenta y dos láminas que ilustran esta obra.
Nótense las líneas de fuerza que unen los quince puntos y se
cruzan sobre las uñas.
"ARAÑAS ESPAÑOLAS"
PROBABLEMENTE ITALIANAS,
EUROPEAS EN GENERAL, 1500-1800.
También llamadas "arañas de la bruja", garras con
cuatro puntas unidas en forma de tenazas constituían herramientas fundamentales
del verdugo. Servían tanto frías como calientes, para alzar las víctimas por
las nalgas, los senos, el vientre, y la cabeza, a menudo con dos puntas en los
ojos y en las orejas.
Muy usado hoy en día por la policía del Tercer Mundo,
especialmente para interrogar a las mujeres.
ARMAS DE CARCELEROS
EUROPA EN GENERAL, 1600-1800.
Estos *instrumentos se distinguen de las armas militares por
las cabezas, que no son adecuadas para guerrear contra enemigos provistos de
corazas y armados, sino para controlar turbas de prisioneros semi-desnudos,
evidentemente desarmados. Nótese el "agarra cuellos", el aro con la
abertura en forma de trampa al extremo de un asta de dos metros de longitud. Un
preso, o cualquier fugitivo que intentara escapar de un alguacil escondiéndose
la multitud, es fácilmente capturado: una vez que el cuello es aferrado por la
trampa, no tiene otra posibilidad que seguir, sin chistar, a su captor.
El agarra cuellos se usa todavía en centenares de cárceles y
muchas veces forma parte del equipo de las fuerzas antidisturbios. Las
versiones modernas a veces están electrificadas.
LA AUREOLA DEL TONTO o LA CORONA DE ESCARNIO CON CAMPANILLA
Se trata de una modalidad de escarnio público suave,
aplicado sobre todo a aquellos que se habían comportado de una manera estúpida,
absurda o necia hasta el punto de haber ocasionado molestias a la colectividad.
El castigado era encadenado durante horas al palo de la
picota, o simplemente en la plaza pública, llevando en la cabeza este ridículo
aparato, siendo incluso obligado en ocasiones a llevarlo puesto mientras hacía
su vida cotidiana. Hasta aquí todo podría parecer soportable... pero la feroz
crueldad de la gente le hacía sufrir no sólo humillaciones, sino que también
era mancillado en público, y recibía golpes, patadas, petradas... y otras
cosas.
EL AZOTAMIENTO DE UNA MONJA S. XIX
A finales del siglo XVIII la sociedad va cambiando. El sentido
de la decencia en aquella época, nos parece extraño, para ellos dejar a una
monja medio desnuda mostrando sus senos, estaba de acuerdo con los cánones del
arte clásico. En este período se ha pasado del puritanismo al liberalismo,
llegando incluso al sadismo, si bien los límites del respeto no habían sido
traspasados, se notaba en el aire un cierto anticlericalismo. Hay una mezcla
entre dulzura, seguridad, insipidez y teatralidad. Dando lugar a fuertes y
grandes cambios.
Esta muestra ha sido incluida porque nos da una imagen de la
época. La tortura aquí, denota una cierta nostalgia, igual que lo hacen los
juegos de guerra de los niños o las estatuas de héroes patrióticos.
CADENAS Y SIGNOS GRABADOS EN ELLAS
Las cadenas que aquí se exponen, compradas en Coimbra
(Portugal) en 1991, se consideran ser las que aprisionaron a Cristóbal Colón.
La posible interpretación del jeroglífico grabado en las
esposas podría desentrañar el misterio sobre el lugar auténtico de la sepultura
de Colón.
CARRETILLA DE LOS TRABAJADORES FORZADOS .
Los condenados a trabajos forzados pasaban años, a veces una
vida entera, encadenados a una carretilla, de día y de noche, bajo el calor o
el frío. La vida de estos condenados era breve.